lunes, 12 de marzo de 2018

Reseña: EL HOMBRE DE LAS MARIONETAS, de Jostein Gaardner.


Título: El hombre de las marionetas
Autor: Jostein Gaardner
Traducción: Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo
Publica: Ediciones Siruela
Páginas: 240
Precio: 18.95 € / 9.99 € (ebook)

¿Qué es una familia? ¿Personas relacionadas por lazos de sangre? ¿Es eso lo más importante? Una familia, en el sentido amplio del término, es el núcleo básico de las relaciones humanas, el primer contacto social que tenemos y que marca nuestro aprendizaje a través de la herencia de conocimientos que recibimos de nuestros mayores. Es decir: las relaciones familiares son el núcleo de la transmisión de nuestra cultura. Impresiona echarle un vistazo a nuestro árbol genealógico. Saltando de hijos a padres podemos ir viajando hacia atrás en el tiempo y preguntándonos sobre esos pequeños cambios culturales que se dieron de generación en generación desde el mundo antiguo hasta hoy. Tanto en la época romana, en el Renacimiento o en la Edad Media había un familiar nuestro, estuviera donde estuviera. 
            De la misma forma, las palabras tienen familia. Están emparentadas unas con otras, y no sólo en un idioma, sino que muchas palabras de distintos idiomas tienen los mismos ancestros.  Probablemente, porque lo que están emparentados no son las palabras, sino los propios conceptos que van pasando de generación en generación, de familia en familia, creciendo y evolucionando hasta nuestros días.
            Familia. Eso es justamente lo que le falta al protagonista de El hombre de las marionetas, de Jostein Gaarder. Jakob es un hombre solitario, sin hijos ni parientes cercanos, y que apenas tiene relación con su exmujer. Por ello busca tener el arropo de una familia de dos formas: acudiendo a entierros de personas que no conoce e investigando las familias de palabras, hallando su entronque en los distintos idiomas hasta su ancestro común indoeuropeo. Y es que en un entierro son especialmente visibles las relaciones familiares. Jakob investiga al difunto para poder contar su historia con él y poder hablar con la familia sintiéndose uno de ellos. Así entabla una relación azarosa con la familia de Erik Lundin, con cuyos miembros va coincidiendo a lo largo de los años en distintos entierros, con lo que puede seguir la evolución de los mismos y conocer a través de ellos a Agnes, a quien va dirigida la historia. 
            Jakob necesita contarle toda su historia a Agnes porque, por primera vez en mucho tiempo, siente algo especial. ¿Qué le ocurre a alguien sin familia? Que no encuentra fácilmente su identidad, al no sentirse auténticamente miembro de ningún grupo. Jakob vive como si fuera un espectador, más que como un legítimo integrante de la realidad.  Y para sacar sus auténticos pensamientos tiene que recurrir a su amigo Pelle, una marioneta que le acompaña desde niño y que, una vez que se la enfunda en el brazo, cobra vida sacando su «otro yo».
            Jostein Gaarder, conocido por El mundo de Sofía, continúa con El hombre de las marionetas su trabajo de plantear los entresijos de la filosofía y la cultura a través de sus novelas.  En esta ocasión investiga las relaciones entre personas y su importancia en la creación de nuestra identidad.  Nos brinda la posibilidad de reflexionar sobre el mundo que nos rodea y la evolución de las palabras y los conceptos a los que apunta. ¿Ha cambiado tanto el mundo? Tal vez leer esta novela nos ayude a responder a esa pregunta.
Sergio M. Planas